Mi Diario de guerra
(1915-1917)
Benito Mussolini |
187 páginas
21 x 15 cm.
Ediciones Nueva República
Col. «Tempestades de Acero» / 4
Barcelona, 2007
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo
Precio para Argentina: 100 pesos
Precio internacional: 20 euros
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Para el futuro Duce, el fascismo no es ni más ni menos que el “socialismo que ha descubierto la emoción de la Patria”.
Clave para esa evolución y para los inminentes cambios que iban a producirse en los años venideros en la vida política italiana es la entrada de su país en la Gran Guerra.
Mussolini, al igual que la mayoría de sus compañeros socialistas, era un decidido neutralista. La evolución hacia posiciones intervencionistas es una de las fracturas que provocarán su ruidosa salida del partido.
Como bien dijo el propio Mussolini esta ruptura no sólo afectaba a los socialistas italianos sino que era una cuestión que dividía a los de toda Europa. Así, frente al neutralismo de los italianos, los socialistas alemanes y austriacos se aprestaron a atizar el ardor guerrero mientras que sus camaradas franceses y belgas apoyaron decididamente a sus gobiernos para defender a sus países de los invasores alemanes.
La ruptura con el Partido Socialista hizo que Mussolini abandonara la dirección de Avanti! y pasara a publicar Il Popolo d’Italia donde, con la precisión y brillantez periodística de siempre, lanzó una virulenta campaña en la que llamaba a la intervención al lado de los aliados.
Mussolini concibe esta contienda como una guerra imperialista e injusta y cree, firmemente, que hay que declarar traidor a cualquier socialista que se oponga al esfuerzo bélico liberador. Es en ese sentido en el que orienta sus esfuerzos de agitador belicista.
En mayo de 1915 el gobierno italiano llama a la movilización general al tiempo que declara la guerra a Austria, Alemania, Turquía y Bulgaria. Mussolini escribirá en Il Popolo d’Italia: “Desde hoy, sólo hay italianos… Todos los italianos estamos unidos en un bloque de acero… El general Cadorna ha desenvainado la espada y avanzaremos sobre Viena. ¡Viva Italia!”
Mussolini se presenta voluntario para ir al frente, aunque en un principio fue rechazado precisamente porque el Ejército italiano tenía demasiados efectivos. Sin embargo, su alistamiento no se hizo esperar, pues fue llamado a filas el 31 de agosto de 1915, siendo destinado al 11º Regimiento de Bersaglieri. Su llegada al frente de batalla se produjo diecisiete días después
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